Cuando nos ponemos a entrenar, el 99% de las veces nos vamos al gimnasio a machacar las máquinas o pesas o a una clase colectiva menos aburrida, incluso podemos ir al spa o a la piscina a relajarnos o hacer unos largos. Otras veces nos calzamos las zapas o nos subimos a la bici y nos metemos una buena sesión aeróbica que nos llena de satisfacción personal cuando hemos finalizado. Incluso tenemos otras opciones más recientes que nos llevan a seguir machacando, pero pocas veces metemos una pequeña sesión de ejercicios complementarios que nos ayuden a mejorar nuestro equilibrio, con la importancia que tiene en nuestra vida diaria y más en nuestra vida futura.
Debes entrenar tu equilibrio para conseguir una buena salud física, además de ser fundamentar para la estabilidad de nuestro cuerpo y coordinación dinámica general. Con el paso del tiempo todas las personas vamos perdiendo nuestra estabilidad y equilibrio, pero este aspecto se puede entrenar al igual que el resto de nuestro cuerpo.
Trabajar el equilibrio y eso se traducirá en una mejora de tu capacidad de movimiento para cualquier entrenamiento. Quien lo practica, incrementa la estabilidad y el control postural en todas las actividades que realiza, tanto en el ámbito deportivo como fuera de él.
Pero, aunque no lo creas hay muchas formas de entrenar y mejorar el equilibrio, además algunas de ellas se incluyen en otros entrenamientos que haces habitualmente y puede que incluso no te des cuenta. Cuando corres, vas en bici, haces una clase de step o cualquier otra actividad estás poniendo a funcionar tus controladores del equilibrio ubicados en el oído y en ciertos lugares de tus tendones y articulaciones que facilitan acciones tan habituales como subir a una escalera, saltar un charco o evitar una caída ante una perturbación no esperada.
En 2011 se investigó en Canadá sobre el estiramiento funcional inestable y ofrecieron unos resultados interesantes ya que los músculos posturales profundos se activan más y que la calidad del estiramiento aumenta, convirtiéndose en una excelente oportunidad para desarrollar conjuntamente la flexibilidad y el equilibrio.
Pero, qué es el equilibrio?
En la evolución de las especies, el hombre ha adquirido junto con algunos primates superiores algunas características que lo diferencian de otras, una de ellas es la de marchar erguido sobre las piernas, es decir la bipedestación.
Como sentido del equilibrio se denomina a las sensaciones del equilibrio, es decir a la orientación espacial y regulación del mismo en el espacio que provoca este sistema sensorial, entre los cuales se encuentran los receptores vestibulares (oído), los receptores propioceptivos de la musculatura esquelética y articulaciones, así como los receptores de la piel.
De esta forma acontece la sensación de equilibrio consciente que se diferencia de las regulaciones reflejas inconscientes.
El centro del equilibrio necesita recibir información del medio ambiente para conocer cuál es la posición que debe adoptar el cuerpo. Para tal fin utiliza las informaciones de:
Ojos – Informaciones visuales
Oídos – Informaciones Vestibulares y Auditivas
Articulaciones – Informaciones Propioceptivas
COMO TRABAJAR EL EQUILIBRIO
- Incorpora a tus ejercicios de fuerza con variantes de equilibrio, por ejemplo con los pies juntos primero y con una sola pierna después.
- Elimina el sentido de la vista en situaciones controladas para aumentar la sensación vestibular (agudizas el sentido del oído tan importante para el equilibrio)
- Adquiere material inestable como fitball o plataformas que mejoran tu equilibrio gracias al trabajo propioceptivo que se enfatiza. Cuando hagas estos ejercicios intenta hacerlos lo más parecidos posibles a tu disciplina deportiva, es decir, ejercicios específicos.
- Practica yoga o pilates que incluyen siempre ejercicios de equilibrio
- Controla tu diafragma para evitar fatiga de la musculatura respiratoria que conlleva la pérdida de elementos propioceptivos que influyen en el control postural
- No entrenar el equilibrio de forma aislada sino como parte de la sesión de acondicionamiento físico
Como conclusión, cabe señalar que casi todas las tendencias en preparación física están en pleno proceso de renovación. El entrenamiento inestable se instala como uno de los pilares fundamentales de esta renovación.